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VALOR HISTÓRICO, PATRIMONIAL Y CULTURAL

Un viaje a la Corrientes colonial

Desde 1790, la casa Mecca marca de cerca el pulso de la ciudad. Desde allí podían verse los campanarios de la iglesia matriz y del cabildo original. Ahora restaurada, perdura en el tiempo porque fue construida con muy buenos materiales.

Paredes. Luego de las refacciones, en las salas de exposiciones se pueden apreciar partes de la construcción original en sus muros.Crédito: Gentileza

Desde 1887, perteneció a Antonio Pascual Mecca. De allí su nombre. Es uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura colonial en Corrientes. Construida a fines del siglo 18, ya ostentaba entonces signos de modernidad: tenía una impronta especial al no tener galerías al exterior. Y esa particularidad la relacionaba con las construcciones nuevas de Buenos Aires e incluso con el puerto de Cádiz, de donde se influía la arquitectura de nuestra ciudad.

Testigo de una época, la casa Mecca nos permite asomarnos a la manera de vivir en los tiempos de la colonia.

“Se puede hacer un sencillo ejercicio de imaginación y trasladarnos unos 200 y tantos años atrás: podríamos situarnos en 1805 e imaginar esta casa ya construida, con una parte más residencial con las habitaciones para la familia y otra más vinculada a los servicios. El río entonces lo era todo: la provisión de alimentos frescos, de agua y de comercio. Estaba en un emplazamiento ideal, sobre la traza del vacío de la plaza, que en realidad era un piso de la trama fundacional de la esta ciudad”, describió la arquitecta Marisol Maciel.

“En el entorno de la iglesia matriz y del cabildo, debió pertenecer a una familia patricia”, evaluó.

“Su preservación es fundamental porque está ubicada en el entorno monumental de la ciudad. Es monumento histórico nacional, como la plaza. Y nos permite hacer una lectura integral de los diferentes momentos de la historia de la ciudad. Con la recuperación de esta casa, también se pone en valor la identidad correntina”, enfatizó Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura.

A solo 60 metros del río, se erigió asentada sobre la traza fundacional de la ciudad y el Camino Real, del cabildo y de la iglesia matriz. Es probable que, en 1800, cuando fue construida, desde sus puertas pudieran verse los campanarios de aquellos edificios emblemáticos de la ciudad colonial de Corrientes. En sus orígenes se constituía de un cuarto de manzana y tenía tres patios. La construcción actual alberga al primero de aquellos patios.

Vestigios coloniales

Si se habla de edificaciones coloniales, muchas desaparecieron. Pero algunas estructuras de antiguos edificios coloniales aún perviven entre nosotros. Algunas de ellas son el edificio donde se instala el Museo de Artesanías de la Provincia (Quintana esquina Salta), la Casa Molina (Pellegrini casi Salta), la Casa Martínez (hoy restaurada y trasformada en museo por calle Quintana, la antigua Calle Real de la ciudad) o el edificio de la familia Cossio (en la esquina de Salta y 25 de Mayo, lindera al Rectorado de la UNNE). Para el transeúnte curioso e imaginativo, no le será difícil remontarse al pasado en algún minuto en que pueda pararse y mirar hacia adentro de estas antiguas viviendas de familias patricias. Y, con algo de creatividad, pronto podrá visualizar a los personajes de aquella pequeña aldea colonial, entre miriñaques y levitas, abrazada por un río Paraná siempre testigo de los cambios de las épocas.

“La casa Mecca tiene una particularidad: muestra el prestigio de la familia, al ser una de las primeras construcciones sin galería al exterior. Era un signo de modernidad para el momento”, relató Gabriel Romero.

Histórico. El edificio está emplazado en el área monumental de la ciudad.Crédito: Sergio Galarza

“Un momento clave fue el de la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776. A partir de allí, algunos edificios modernos aparecen con galerías hacia dentro. Y en esa ciudad chata, también se edifican viviendas más grandes”, describió Romero.

“La ciudad era muy modesta y pequeña, pero tenía ciertos elementos de organización. Calles perfectamente marcadas y una plaza (la actual 25 de Mayo) ya era un espacio consolidado, aunque los adoquines fueron posteriores”, apuntó.

El período colonial de 1800 data de la época de las Leyes de Indias, que establecían cómo debían ser las ciudades de América. Corrientes está definida por el trazado en rectángulo y las calles eran angostas y debían estar en zonas altas.

Los techos inicialmente eran tejas de palma cortada acanalada, porque eran fáciles de conseguir, y luego iban a ser sustituidas por las tejas de barro cocido.

Las construcciones correntinas estaban atadas al barro y también a la madera dura, que se usaba para los horcones de las galerías internas y externas; se utilizaban las tacuaras para sostener los techos en dos aguas, por lo que se requería mantenimiento constante, ya que se deterioraba con el tiempo y por la humedad.  Al principio se construyeron los techos con hojas de palma, luego se utilizaron tejas musleras, que fabricaban los guaraníes sobre los muslos.

“Lo más popular eran estructuras de madera y tierra, construidas con la técnica del estanteo. Las había también de adobe o de tapia, que era tierra apisonada”, describió.

Las casas Molina y Martínez, como así también la casa Mecca, “fueron construidas con materiales de muy buena calidad, por eso persistieron en el tiempo”, destacó Romero. 

Encontrarlas, recorrerlas y observarlas con curiosidad será un verdadero “viaje a través del tiempo”.

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