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ENCRUCIJADAS DEL SIGLO XX

Guerra Fría: enfrentamiento global con el sombrío paraguas del MAD

Cambio de época. La caída del Muro de Berlín y la reunificación de Alemania.Crédito: Gentileza

La Guerra Fría fue un conflicto político, militar e ideológico que tuvo su inicio al finalizar la II Guerra Mundial en 1945 y se desarrolló hasta fines de 1989. Los contendientes se agruparon en dos bandos. Por una parte, los países de economía capitalista: EE. UU. y sus aliados, principalmente las democracias liberales de Europa Occidental -luego englobadas en la OTAN- junto con Australia, Canadá, Israel y Japón, entre los principales. Por el otro lado, los países de economía planificada: la Unión Soviética y las democracias populares de Europa del Este -nucleados en el Pacto de Varsovia- y otros que se sumaron al bloque como Siria, Egipto, Cuba, Vietnam del Norte, entre los más cercanos.

La característica de esta contienda, que ocurrió en la segunda mitad del siglo XX, fue inherente a su nombre; el adjetivo de fría se debió a que los EE. UU. y la URSS (al ser ambas potencias nucleares) evitaron por todos los medios el enfrentamiento directo, por lo que una guerra llevaría a lo que se conoció como destrucción mutua asegurada (MAD, por su sigla en inglés), debido a que mantuvieron un sistema de disuasión nuclear con cientos de misiles nucleares, flotas de submarinos atómicos con lanzaderas de misiles balísticos y bombarderos estratégicos. Esto llevó a que se produjeran conflictos bélicos periféricos: la Guerra de Corea, las guerras de Indochina y Vietnam, las contiendas entre árabes e israelíes en Medio Oriente, la guerra en Afganistán y otros acontecimientos bélicos en África y América Latina. 

Las características salientes del periodo histórico fueron las fuertes tensiones entre EE. UU. y la URSS por la competencia -creciente y costosa- en producción de armamentos de alta tecnología, el uso intensivo de la propaganda política y la extensión de redes de espionaje y contraespionaje. Se crearon organizaciones espía como la CIA de EE. UU. y la KGB de la URSS.  Aunque se evitaron los enfrentamientos directos, hubo acontecimientos de extrema tensión como el bloqueo soviético de Berlín Occidental (1948) y la crisis de los misiles soviéticos en Cuba (1962).  Las superpotencias mantuvieron una estricta vigilancia política e ideológica en sus áreas de influencia: la caza de brujas en EE. UU. más el apoyo total a la represión que provocaron las dictaduras militares en el marco de la doctrina de seguridad nacional en África, Asia y América Latina, en el caso del bloque capitalista; pero también la represión de las revueltas en la RDA, Hungría, Checoslovaquia y Polonia, la construcción del Muro de Berlín y los confinamientos en los gulags siberianos, que ocurrieron en el bloque comunista.

El nombre de Guerra Fría para los historiadores tuvo su origen en un discurso pronunciado en 1947 por el senador norteamericano Bernard Baruch, pero su divulgación se debe a Walter Lippman, un famoso periodista norteamericano que publicó ese año el libro La guerra fría, convirtiéndolo en un concepto clave para referirse a las relaciones internacionales a partir de 1947. Unos meses antes (en marzo de 1946), Winston Churchill había utilizado otra expresión que llegó a concitar una gran atención: "Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente  un telón de acero"; es decir la línea que separaba la Europa del Este de la Occidental. Agregó además que los pueblos anglosajones deberían mantener una actitud de fuerza ante la amenaza de la Unión Soviética.

Ambas potencias recurrieron a la propaganda política, al espionaje en las sombras, al chantaje económico y a innumerables alianzas impensadas, porque aparte de las relaciones intrínsecas entre los bloques, la Guerra Fría también influyó en la política de cada alianza con terceros países. Cada superpotencia mantuvo una estrecha vigilancia en su área de influencia para impedir la más mínima desviación. Los soviéticos reprimieron las revueltas de Hungría (1956) y Checoslovaquia (la Primavera de Praga, 1968), y apoyaron el golpe de estado en Polonia (1981); pero también es cierto que los norteamericanos jamás habrían consentido que un partido comunista gobernase en Europa occidental (el llamado eurocomunismo), aunque sus resultados electorales fueran elevados como pudo ocurrir en Italia en los años 60 y 70.

También en Estados Unidos fueron combatidas las disidencias: la caza de brujas llevada a cabo por el senador McCarthy a principios de los 50 es un buen ejemplo de ello. Fueron investigadas dos millones de personas y muchas debieron abandonar el país, aunque a algunos les tocó la cárcel o la silla eléctrica, como al matrimonio Rosenberg, por la acusación de espionaje.

Igualmente repercutió en el ámbito del pensamiento y de la cultura: cualquier oposición, disidencia o postura crítica era suficiente para ser tachado como "agente de Moscú" o "instrumento al servicio del imperialismo americano", según fuera el caso. 

Los especialistas en la cuestión señalan que se pueden diferenciar tres etapas históricas: un primer período de máxima tensión desde 1947 hasta 1953, con dos escenarios principales: la crisis de Berlín (1948) y la Guerra de Corea (1950-53). En esta etapa, después de que la URSS ensayara su primera bomba atómica (1949), se impuso la lógica carrera de armamentos y el MAD. Un segundo período se extiende hasta finales de los 70, denominado de coexistencia pacífica, en el que la negociación comienza a ser posible. Aunque estuvo salpicado de conflictos: crisis de los misiles cubanos (1962), la Guerra de Vietnam (1960-75) y las guerras en Medio Oriente (1956, 1967 y 1973), entre otras. Finalmente, la tercera etapa de rebrote de la Guerra Fría se dio con la invasión soviética de Afganistán (1979) y la llegada de Reagan a la presidencia de EE. UU. (1980). La ascensión de Gorbachov al poder en la URSS en 1985 y la aplicación de la perestroika y la glasnot tuvieron impacto en la política internacional soviética provocando el comienzo del fin de la Guerra Fría, anunciado oficialmente en una cumbre en la isla de Malta, en diciembre de 1989 por George Bush (padre) y Mijail Gorbachov. Pocas semanas antes, el 9 de noviembre había caído el Muro de Berlín, que dividió desde 1961 a la capital alemana en dos sectores antagónicos.

Fue el hecho simbólico que para todo el mundo anticipo ese final del conflicto este-oeste.