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CRISIS ECONÓMICA

Ambulantes, albañiles y remiseros, entre los trabajadores que hoy van a comedores

La inflación deterioró con fuerza la economía de los asalariados independientes. El dinero no les alcanza y muchos deben recurrir a los comedores comunitarios. Una realidad que duele.  

Alimentos. Más trabajadores se ven obligados a recurrir a los comedores y merenderos por la crisis económica del país; esto fue ayer en el comedor Papa Francisco. Crédito: Joaquín Meabe

Según un informe del director de Seguridad Alimentaria de Corrientes, la presencia de las familias en los comedores creció un 20 %.  En las últimas semanas, sorprendió a los referentes barriales el elevado número de personas que se acercaron a pedir un plato de comida caliente. Caras que no eran conocidas, como padres de familia o gente con empleo informal que nunca concurrieron a un comedor comunitario son empujados por la crisis a esa situación que para muchos es dolorosa, humillante y ajena a su realidad hasta hace un tiempo.   

"Comenzaron a venir vendedores ambulantes y yo les daba algo de mercadería para que cocinen en sus casas. Hay mucha gente nueva, familias que trabajaban bien, pero cuya situación cambió. Hay algunos que vienen con cuatro o cinco hijos y es muy difícil para ellos dar de comer a todos. Llegan empleadas domésticas, changarines y albañiles", comentó Ramonita del comedor Papa Francisco, del barrio Bañado Norte. 

En Argentina, según Unicef, 1 millón de niños se saltean comidas debido a la falta de dinero, una situación que también afecta a 3 millones de adultos.

Mientras el Gobierno nacional ensaya posibles soluciones a la crisis sin precedentes que estamos viviendo, los precios siguen subiendo en las góndolas y en muchos hogares se hace cuesta arriba hacerle frente a las necesidades básicas de alimentación. 

 

"Vino un papá y lloró mucho conmigo. Había pasado todo un fin de semana sin poder comer. Me dijo que no se animaba a venir. Alquila y tiene hijos"


RAMONITA
COMEDOR PAPA FRANCISCO

 

Muchos son los trabajadores independientes y precarizados que deben recurrir a la asistencia de los comedores barriales para poder llevar el sustento a su familia. "Esto no pasaba hace unos años, por ahí la plata no alcanzaba, pero alguien que changueaba siempre tenía algo para rebuscarse", comentó a República de Corrientes Mariana, una trabajadora social con amplia experiencia en los barrios. 

La extensión en años de la pandemia, la destrucción de las fuentes laborales y la inflación imparable son los principales destructores de la economía familiar. Hoy, mucha gente que tiene dos o tres trabajos, se halla aún así por debajo de la línea de la pobreza. La crisis económica y cómo afecta a la alimentación de los más vulnerables son inocultables, y sus consecuencias seguramente las conoceremos con el correr de los años. 

Hoy, muchos niños comen menos y más espaciados; de igual modo, muchos adultos mayores que trabajaron toda su vida tienen jubilaciones que obligan a pedir ayuda a sus familiares, ya que no les alcanza para llegar a fin de mes. Ni hablar si tienen que comprar medicamentos, en ese caso muchos optan por comer y seguir a medias con sus tratamientos. 

 

Crédito: Joaquín Meabe

Crudos relatos

En los barrios de la capital, cada vez es más habitual ver a familias recorriendo las calles y abrir las bolsas de basura en busca de algo para comer, antes que para reciclar. Respecto a esta realidad, el grupo de jóvenes de El Buen Samaritano viene trabajando hace años con las personas en condiciones de calle y conocen este drama social como pocos. 

Nicolás, quien es voluntario del grupo, dijo: "Cocinamos más o menos 150 porciones, la gente lleva la comida para su familia. Se acercan tarjeteros, cartoneros y otras personas de algunos barrios carenciados. Servimos a quienes están en situación de calle y a quienes trabajan en la calle". 

"Siempre que alcanza se cargan los tuppers de comida para que lleven. Llegan personas que no venían muy seguido o que nunca vinieron", agregó Nicolás a República de Corrientes. 

En el comedor Piecitos Descalzos, de Punta Taitalo, comentaron que "hay muchas familias nuevas, todos hablan de la crisis económica y cómo les afecta, acá hay muchos ladrilleros que cuentan que les está costando vender", dijo Gisella, de Piecitos. 

"Por la situación hacen huertas, y las verduras que obtienen, algunas las consumen y otras las venden", continuó. 

Ramonita recordó cuando hace unas dos semanas atrás un enfermero le pidió ayuda. Había perdido su trabajo y no quería pedir comida en el comedor.

"Vino un papá muy mal, lloró mucho conmigo. Es un enfermero que estaba trabajando muy bien, pero se quedó sin empleo. Había pasado todo un fin de semana sin poder comer. Me dijo que no se animaba a venir. Alquila y tiene hijos. Le dije que venga, que hay muchas familias que cuando andan bien no vienen, pero sí cuando lo necesitan, que haga lo mismo.

Le aconsejé que pida trabajo por todos lados, me dijo que ya lo había hecho pero que no lo llamaban. Hace unos días consiguió trabajo, igual lleva comida porque aún no le pagan", relató la mujer. 

Ramonita tiene muchos años trabajando en el comedor, ella expresó que "debe ser muy doloroso para un papá no poder dar de comer a sus hijos". 

"Mi hijo va a una secundaria con horario extendido. Cuando tiene que quedarse todo el día, le doy dinero o comida. Me cuenta que hay muchos chicos que no llevan nada y que tienen que compartir", contó. 

Crédito: Sergio Galarza

En este comedor, ubicado detrás del hospital de Salud Mental, "los chicos esconden un pedazo de pan en sus bolsillos; cuando les pregunto por qué lo hacen, me dicen que es para sus padres. Entonces les damos más mercadería; los niños vienen pero muchos padres se quedan en sus casas sin poder comer". 

Un empleo no alcanza

Así como este medio publicó días atrás, los trabajadores independientes como carpinteros, electricistas, herreros, albañiles y changarines son los más afectados ante esta inflación. La canasta familiar cuesta cada vez más y las familias optan por no contratar a estas personas; solo lo hacen ante una emergencia, como ellos mismos lo contaron. 

El relato de la tristeza del enfermero grafica la de muchos otros trabajadores que tienen menos ingresos o son insuficientes para hacer frente a su realidad familiar. 

José, un remisero con más de diez años en esta rubro, contó a República de Corrientes la realidad por la que atraviesa este sector: "Hay una clase trabajadora que hace changas y no llega ni a mediados de mes. La situación es desesperante para muchos. La vergüenza de ir a buscar la comida le pesa mucho a los que no están acostumbrados. Se sienten desvalidos. Esto le pasa a muchos de mis compañeros de trabajo". 

Agregó: "Ayer uno de ellos me pidió 500 pesos para la nafta, si no tiene para cargar combustible en el remís, con seguridad no tiene para comer. Mueven el auto con intención de ganar algo, pero si no sos propietario y tenés que alquilar, cada vez cuesta menos".

"Mi hija perdió el trabajo y estoy viviendo en carne propia lo que es quedarse sin recursos y ver qué vamos a hacer. Soy la madre, la tengo que ayudar. Yo, por mi trabajo, veo este tipo de situaciones de seguido, pero ahora lo estoy viviendo en carne propia", contó Gladis, una referente barrial. 

 

"La vergüenza de ir a buscar la comida le pesa mucho a los 
que no están 
acostumbrados a esta realidad"

JOSÉ
REMISERO

 

Ella, por su actividad comunitaria, conoce los problemas de recurrentes en la periferia y relata que la falta de trabajo y de comida en las casas está golpeando con dureza a sectores que antes nunca necesitaron ir a los comedores. 

Más de 160 comedores

El Ministerio de Desarrollo Social tiene más de 160 comedores y merenderos a su cargo. Lucas Carballo, quien está al frente de la Dirección de Seguridad Alimentaria, comentó: "La inflación nos afecta a todos los argentinos, pero más aún a los sectores vulnerables. Los efectos de la inflación se ven en los comedores. Hubo un incremento de beneficiarios. Familias que viven del trabajo ambulante, del día a día -como los remiseros-, buscan un plato de comida". 

"Estamos con 300 capacitaciones realizadas en más de 4 años de gestión y en agosto habrá otras más. Son los mismos beneficiarios los que seleccionan en qué se quieren capacitar. También se entregan herramientas para que den los primeros pasos en oficios", dijo y agregó que "en los comedores garantizamos un plato de comida caliente para todos". 

En la ciudad, también hay más de 100 comedores solidarios solventados con la ayuda de los vecinos y grupos de amigos que se forman para llevar adelante este tipo de iniciativa.

Asimismo, en las escuelas hay provisiones de comida para los niños, con los requerimientos nutricionales que necesitan para un crecimiento sano.

Crédito: Joaquín Meabe

Los jubilados

El referente del club de abuelos Che Taita, del barrio Santa Teresita, comentó que si bien ellos se dedican más a las actividades recreativas, "hay muchos abuelos que se acercan a pedir un bolsón de comida". 

Hace unos años atrás, desde el PAMI entregaban una caja con alimentos no perecederos a sus afiliados. En este club se entregaban estas cajas. Pero este beneficio se dejó de dar hace un tiempo atrás. A cambio, los adultos mayores reciben unos $ 4.000.

En cuanto a un regreso de la caja de mercadería, Cristian Aragón, representante del PAMI en la provincia, comentó a República de Corrientes que "por ahora no hay cambios, se seguirá brindando el programa como se viene haciendo". 

Índices que alarman

Uno de los últimos comunicados sobre la canasta familiar precisó que durante junio de 2022, la variación mensual de la canasta básica alimentaria (CBA) y de la canasta básica total (CBT) con respecto a mayo de 2022 fue de 4,6 %. Una familia compuesta por dos adultos y dos niños necesitó $ 104.217 para no ser pobre y $ 46.525 para no ser considerada indigente, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Por otra parte, la semana pasada Unicef comunicó que más de un millón de niñas, niños y adolescentes en Argentina deja de comer alguna comida -desayuno, almuerzo, merienda o cena- por falta de dinero (un 7 % del total), una situación que también afecta a 3 millones de adultos (un 19 %).

Los principales determinantes son la inestabilidad laboral y la insuficiencia en los ingresos de los hogares, de acuerdo con la Encuesta Rápida realizada en la segunda quincena de junio pasado a 1.626 hogares, representativa de la totalidad de los hogares con niños y adolescentes en Argentina.

El deterioro en la economía nacional se agrava con una proyección de inflación del 100 % para fin de año. En este escenario, no hay bolsillo que aguante y siempre termina perdiendo por goleada. 

Ayuda a un merendero

La referente del merendero Papa Francisco pidió colaboración para una familia que llegó a la capital por una situación de salud. Ramonita contó que "hay una pareja con sus dos hijas que necesitan volver a La Cruz, no tienen para el pasaje". 

"Necesitan colaboración de la gente también para ropa y calzados. Vinieron por un problema en el riñón de una de las chicas", dijo y agregó que pueden comunicarse con ella al teléfono 3794140759.

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