Grandes inventos: la píldora anticonceptiva revoluciona el control de la natalidad

Durante muchos siglos la natalidad era una cuestión que estaba ligada a cuestiones naturales, pero también culturales. Los métodos de anticoncepción eran, por decirlo de alguna forma, muy rudimentarios. Esto traía como consecuencia que las parejas engendraran muchos hijos y las familias numerosas fueran lo habitual. Esta fertilidad se compensaba con la inexistencia, hasta bien avanzado el siglo XIX, de la salud pública, lo que acortaba la esperanza de vida a 35 o 40 años. Ello provocaba la aparición de recurrentes epidemias como la peste, el cólera o la fiebre amarilla, que diezmaban la población. La carencia de obras de saneamiento urbano: redes de agua potable, alcantarillados y la basura que se arrojaba a la calle favorecieron el flagelo de las enfermedades hasta el siglo XIX en las áreas urbanas. No obstante, en 1853 durante una epidemia de cólera en Londres, se tomaron las primeras medidas que se consideraron de salud pública, fruto de la observación y análisis de la situación de la comunidad para formular respuestas gubernamentales y sociales organizadas. Otro tanto ocurría con las guerras que por los métodos de combate sacrificaban cientos de miles de jóvenes de la infantería, como sucedió en la de Secesión en EE. UU., entre 1860 y 1865.
La investigación sobre la elaboración de remedios para las enfermedades se remonta a la antigüedad y puede rastrearse hasta el antiguo Egipto. A lo largo de la historia, varias civilizaciones se destacaron por la pesquisa en fármacos, como los árabes. Fue a principios del siglo XX donde el avance de la ciencia y tecnología aplicadas a la medicina produjeron resultados notorios. El objetivo principal era obviamente la cura de las dolencias que se producían, sobre todo a partir del descubrimiento del impacto en la salud de virus y bacterias. Estos progresos redujeron las tasas de mortalidad, y más aún, alargaron la esperanza de vida en los países más desarrollados de Europa Occidental y EE. UU., con lo que se empezó a pensar en algún momento en la necesidad social del control de la natalidad. La ambición de los científicos fue encontrar un mecanismo biológico que permita evitar los embarazos no deseados, y en forma consecuente poder planificar el tiempo de la maternidad y la cantidad de hijos a engendrar.
Los descubrimientos acerca del funcionamiento del aparato genital femenino se sucedieron en la primera mitad del siglo pasado. Dos expertos en farmacología españoles lo apuntan en un artículo publicado en la revista británica The Conversation (1): "La demostración científica de que la ovulación tiene lugar 14 días antes de la siguiente menstruación fue efectuada, de forma casi simultánea e independiente, por el austríaco Hermann Knaus, en 1929, y el japonés Kyusaku Ogino, en 1930". En paralelo a esto, los autores destacan también que "en 1928, los norteamericanos George Corner y William Allen identificaron una hormona que favorecía la implantación del óvulo y el posterior embarazo, a la cual le dieron el nombre de progesterona (gestare, dar a luz). El año siguiente, Edward Doisy identificó, en el fluido folicular obtenido de cerdos, la hormona a la que denominó estrógeno (oistros, deseos locos; gennein, engendrar)". El paso posterior lo daría la ciencia de los fármacos.
El descubrimiento de la hormona y su síntesis permitieron la elaboración en laboratorio del elemento y la reproducción de otros. De allí a la píldora, como sucedió con otras cuestiones científicas, debía ocurrir un impulso social. Así explican los autores qué es lo que sucedió: "Las impulsoras reales del desarrollo de la píldora anticonceptiva fueron dos mujeres norteamericanas militantes de diversos movimientos feministas: Margaret H. Sanger, una enfermera pionera del movimiento estadounidense para el control de la fertilidad, y la filántropa Katherine D. McCormick…

Ambas, conscientes de los problemas sociales y poblacionales generados por la falta de planificación e información en este campo, soñaron con el desarrollo de un anticonceptivo oral que fuera tan accesible como una aspirina".
McCormick forjó la conquista al asociarse con Gregory Pincus, prestigioso especialista en Biología Reproductiva, por lo cual financió sus investigaciones para encontrar un fármaco que impidiera la ovulación. Después de más una década de arduo trabajo que incluyó ensayos en animales con la progesterona e indagaciones en mujeres con problemas de fertilidad, en 1956 desarrollaron los primeros experimentos clínicos en Puerto Rico, y otros posteriores en México y Haití. En mayo de 1960 vio la luz el Enovid, primer anticonceptivo autorizado en EE. UU. para su venta comercial. Al año siguiente se produjo la primera europea en Alemania Federal.
El impacto de la pastilla anticonceptiva, como decimos en Argentina, fue lento pero incontenible. Las pautas sociales y culturales tradicionales de la modernidad occidental sufrieron el embate de la búsqueda de la libertad sexual, impulsada particularmente por movimientos como los Civil Rights (derechos civiles) y la contracultura del mundo del rock and roll y el movimiento hippie de los años 60. En países con mayores libertades sociales, el cambio fue más notorio. En otros, como la España de Franco, y las dictaduras de América Latina, la asimilación fue más lenta. Esto obedecía también a cuestiones económicas que tenían que ver con el costo de los fármacos de anticoncepción, y también la oposición dogmática de las iglesias monoteístas, opuestas a que se imponga una práctica del acto sexual, que no sea con el único objetivo de la concepción, un debate que con matices continúa hasta la actualidad.
Para fines de los 60, al protagonismo de una juventud contestataria en distintos planos ideológicos, como ocurrió en Francia o en Checoslovaquia, se sumó la emergencia de los movimientos feministas, que ante el avance social que planteó la píldora impulsaron la posibilidad de la interrupción voluntaria del embarazo o más sencillamente de la legalización del aborto, que ya existía en países tan dispares como la URSS, Islandia y Suecia. Este activismo abrió otro frente de conflicto con las instituciones religiosas y los movimientos políticos conservadores, que también aún hoy persiste.
(1) Guerra Guirao, José A.; López Muñoz, Francisco (2021). El descubrimiento de la píldora anticonceptiva: una enorme conquista social del siglo XX disponible en https://theconversation.com/el-descubrimiento-de-la-pildora-anticonceptiva-una-enorme-conquista-social-del-siglo-xx-170850