"En cada corazón argentino hoy sigue vivo el latido de los soldados caídos"
Uno de los protagonistas habló de su experiencia en las Malvinas, pero solo para poner en perspectiva otros miles de vivencias similares y desoladoras. Asimismo, destacó la lucha por sus derechos y los logros que obtuvieron junto con sus camaradas.

Hoy se cumplen 42 años del conflicto bélico que ocurrió en el Atlántico Sur, es por eso que se recuerda a los veteranos y caídos en la Guerra de Malvinas. Una buena oportunidad para rescatar la historia y que sus héroes no caigan en el olvido.
Cada combatiente tiene una experiencia diferente, que guarda relación con muchos factores que les son propios; el regimiento al cual pertenecía, la conformación de su escuadrón, la fuerza de la cual era parte y, en la guerra, la misión que se les asignó.
Rolando Fernández nació en Saladas y vivió su infancia y juventud en el barrio Pío X, clase 1962. El servicio militar obligatorio, popularmente conocido como la colimba, lo llevó a prestar servicio en el Regimiento de Infantería Nº 4 de Monte Caseros. Combatió en las islas Malvinas alrededor de 45 días, desde su arribo el 26 de abril hasta el 15 de junio.
"Malvinas va a estar siempre conmigo por la causa,
fundamentalmente por los muchachos que dejaron sus vidas y por los que
volvieron y siguieron luchando
ROLANDO FERNÁNDEZ
EXCOMBATIENTE DE MALVINAS
"En los primeros días de mayo tuvimos un proceso con algunas experiencias traumáticas, ya que en una oportunidad un grupo de soldados colocamos unas minas en un sector de las islas por donde podían desembarcar los ingleses. Luego, nos trasladaron al frente de batalla porque había caído Longdon, un lugar donde hubo uno los combates más sangrientos en Malvinas. Nosotros nos instalamos a pocos metros de allí", comentó, en diálogo con República de Corrientes.

"A partir de ese momento, sufrimos bombardeos intensos por parte de los buques ingleses. Lo más horroroso de aquello fue cuando terminaban; teníamos que salir de nuestras posiciones y nos enterábamos de que muchos compañeros nuestros perdieron la vida. El ataque final fue el 12 y 13 de junio, cuando tuvimos que replegarnos ya que era imposible enfrentarnos a un enemigo que estaba mejor preparado que nosotros y con armamentos modernos, mientras que los nuestros eran obsoletos", agregó.
Fernández habló de su historia, pero solo para poner en perspectiva otras miles de vivencias similares y desoladoras. "Posteriormente, llegamos a Puerto Argentino, el principal puerto y la única ciudad de las islas Malvinas. Nos reunimos y nos volvieron a mandar al frente de batalla. En la tarde del 14 llegó la orden del cese de fuego, esa fue una noticia alentadora porque si se realizaba el combate final teníamos muy pocas posibilidades de sobrevivir", relató.

Recuerdos de la guerra
"A grandes rasgos, volver a la vida civil fue también algo traumático porque tuvimos que convivir con nuestros fantasmas. Son cosas que se quedaron en nuestras memorias y que no nos abandonarán nunca. Las tendremos el resto de nuestras vidas, es una pesada mochila la que llevamos. Cada uno se adaptó a vivir como pudo", expresó Fernández.
"Con el tiempo, tuvimos que volver a reunirnos para reclamar lo que nos habían prometido, sobre todo en lo laboral. Además, queríamos que nos hagan un historial clínico para saber cómo estábamos y conocer la magnitud de nuestro problema de salud. Después de una larga lucha, a través de los distintos centros del país y del Centro de excombatientes de Corrientes, lo pudimos conseguir y lograr una junta médica. Esto llegó demasiado tarde, porque en ese ínterin tuvimos 300 bajas en combate y más de 400 compañeros que se quitaron la vida; eso se debe a que no tuvimos la atención que necesitábamos cuando volvimos", explicó.
"De esta manera, conseguimos algunos logros que los seguimos disfrutando. La contención de nuestras familias y amigos fue fundamental. Asimismo, la terapia que realizamos entre camaradas, porque cuando hablamos de las Malvinas, ellos saben de qué se trata", destacó.
El mejor pago que tienen los veteranos de guerra es el abrazo de un camarada, de un amigo, de un argentino. Fernández realiza un balance de lo vivido, y se siente orgulloso de haberse desempeñado con integridad, tratando de ser el ejemplo de sus subordinados, motivándolos y conteniendo a cada uno de ellos en momentos difíciles.
"Malvinas va a estar siempre conmigo por la causa, fundamentalmente por los muchachos que dejaron sus vidas, y por los que volvieron y siguieron luchando. Para hoy lo que quiero destacar es que tenemos que enseñar un poco más en los colegios junto con los profesores, siempre lo hago cuando tengo la oportunidad. Tenemos que recordar quiénes somos y de dónde venimos. En cada corazón argentino hoy sigue vivo el latido de los soldados caídos", enfatizó.
"Quiero que seamos más empáticos entre nosotros y que nuestra argentinidad no solo pase por la selección de fútbol. Está bien que celebremos los triunfos deportivos, pero también debemos recordar que hubo gente que defendió nuestra libertad y soberanía. No pedimos nada de otro mundo, solo respeto, que es el reconocimiento más grande que podemos tener todos los 2 de abril", ejemplificó.


