Reforzarán la prevención de la violencia con padres, docentes y alumnos
La escalada de casos de jóvenes involucrados en peleas, amenazas y hasta ataques con armas pone en alerta a la comunidad educativa. En Corrientes, instrumentan programas para abordar el tema.

"Tiroteo escolar" era el nombre del grupo de WhatsApp creado por un grupo de adolescentes, con la aparente intención de atacar con armas a quienes asisten a la escuela en la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz. Un grupo de padres logró detectar la situación a tiempo antes de que las potenciales amenazas se concretaran y evitaron lo que podría haber sido una tragedia.
Otros casos de violencia entre adolescentes y jóvenes se conocieron casi en esta misma semana: un grupo de alumnos atacó a otro por no convidarles caramelos y terminó internado en terapia por lesiones en el cráneo, otro chico acudió a la escuela con un machete en Salta, otra adolescente resultó herida con una navaja por otra compañera de curso y en Mar del Plata hubo amenazas con un arma de fuego a otro compañero por redes sociales. En todos los casos, los chicos tienen entre 11 y 15 años.
"Cuando comienza el año escolar, se siente como si se incrementara la violencia. Pero lo que ocurre es que está latente siempre, en redes sociales, aplicaciones, plataformas. Y al regresar al aula y tomar contacto cara a cara con otros, se comienza a visibilizar. Los chicos están hiperconectados y cargados de muchísima información que reciben, y la escuela resulta como una caja de resonancia", analizó Julia Sáez, directora de Servicios Educativos de Prevención y Apoyo (Disepa), que funciona desde 2007 en la provincia y actúa bajo la órbita del Ministerio de Educación.
El equipo de trabajo, integrado por psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales, operadores en Psicología Social y profesores, se agrupan en zonas de cercanía geográfica y llevan a los establecimientos educativos programas específicos que apuntan a prevenir la vulneración de derechos de los niños y jóvenes.
"Hay una violencia que no es visible, circula en plataformas, redes, aplicaciones. Y los adultos, en especial los padres, deben estar muy atentos a eso y poner límites"
JULIA SÁEZ
DISEPA
Así, temáticas como grooming (acoso virtual), bullying (acoso escolar), maltratos, abusos sexuales, prevención de adicciones y consumos problemáticos y otros flagelos similares se abordan con programas específicos que se orientan principalmente a dotar a los docentes de herramientas pedagógicas para abordarlos, pero que en realidad involucran a toda la comunidad educativa, también a los padres.
"La violencia física es visible, pero hay otra violencia que no se visibiliza y es virtual, se va gestando en las plataformas, en las redes, en los celulares y a veces detona en la escuela. Sucede de manera progresiva: los chicos arman grupos y no incluyen a algunos, crean perfiles falsos para agredir, hacen stickers con la cara de otro alumno, se va alimentando una situación de violencia por la cual todos sufren, en especial el agredido", explicó.
Luego, en ocasiones, se pasa a la acción. "Puede que se peleen en la escuela o por fuera, la violencia trasciende las aulas y sucede en un club, fuera del boliche, en una plaza. Lo que resulta claro es que los jóvenes cada vez de menor edad están en un entornos virtuales de violencia que los adultos no siempre vemos. Que incluso no siempre sabemos decodificar y algo más está sucediendo", advirtió.
A través de la resolución 3004, desde la Disepa abordan la vulneración de violencia. "Estamos hablando con el equipo para volver a las raíces y reforzar la prevención, en esto que ya estaba dicho y se pensaba más claro: la importancia de prevenir y de trabajar tanto con docentes como los padres. Hay que volver a traer a los padres a la escuela, no solo en la secundaria, sino también en la primaria. Aunque en Corrientes no hay casos tan agresivos, los chicos dicen cosas que lastiman", apuntó Sáez.

Poner límites
Para trabajar esa prevención, la licenciada en Psicopedagogía remarcó la importancia de que existan controles por parte de los padres y también límites claros. "No se les puede dar un teléfono y que no haya control. A los padres nos cuesta, creemos que alcanza con que los chicos sepan que hay cosas que no deben hacer, pero lo cierto es que están expuestos", aclaró.
"Los chicos pasan en la escuela 5 o 6 horas, y en la casa el resto del día. Los docentes deben estar comprometidos con su trabajo respecto de transmitir valores y abordar estos temas que son complejos, pero gran parte de la responsabilidad también es en el hogar, de poner normas, respeto, hábitos. No puede ser la escuela la única responsable de enseñar valores y conducta. La educación emocional es algo compartido y hay un desfasaje en la comunicación entre los jóvenes y los adultos. Eso nos involucra e interpela a todos", reflexionó.
Por otra parte, Sáez apuntó al rol de los medios de comunicación. "Cuando no se difunden los casos con enseñanzas, puede surgir ese efecto dominó donde los casos de agresiones se multipliquen. No hay que buscar culpables ni juzgar a nadie, sino trabajar de manera preventiva, en todos los ámbitos", instó.
La comunicación
A modo de ejemplo, Sáez se refirió a una serie en Netflix que está en el ranking de las más vistas en las últimas semanas y relata un caso de violencia entre jóvenes: Adolescencia. "Muestra sobre códigos que los adultos no siempre conocemos, como la utilización de ciertos emojis al momento de chatear. No podemos perder la conexión y profundizar ese desfasaje en el código en que nos comunicamos", alertó.
Con una jornada especial sobre el bullying, la violencia y la vulneración de derechos, la Disepa prepara un nuevo encuentro con alumnos mediadores, un programa que busca que los jóvenes participen de manera activa en resolver problemas de manera pacífica. Los prepara para desarrollar habilidades de escucha, comunicación asertiva y mejora el clima escolar con una cultura de paz.
Además se proponen fortalecer jornadas que involucren a los padres. "Buscamos fomentar una comunicación activa, con los docentes y de los adultos con los hijos, que no perdamos el contacto con el universo que viven ellos. Hay muchos que vienen con cargas, pero, a diferencia de los adultos, no siempre saben cómo gestionar esas emociones o no encuentran dónde y con quién comunicarse", recordó.


