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Entrevista

Ladrillos y placas con maples, el invento con potencial social de un estudiante

José Fernández cursa la Licenciatura en Diseño Industrial, en la UNNE. Para una materia de tercer año, creó una fórmula a partir de un producto reciclable: los envases para huevos. Ya patentó su invento y espera que pueda insertarse en el mercado, orientado a la construcción sustentable. 

Con 49 años, el correntino José Fernández ya tiene trabajo y vocación emprendedora. Es profesor de tenis y, desde hace años, trabaja con el diseño de indumentaria deportiva con su propia marca. 

Pero además, como estudiante de la carrera de Diseño Industrial en la Facultad de Arquitectura de la UNNE, encontró nuevos caminos para la innovación y la posibilidad de abrir un sendero laboral vinculado con la construcción, luego de haber creado y patentado una fórmula que permite fabricar ladrillos a partir de un residuo muy accesible en las ciudades: los maples de huevo.

"Esta exploración de materiales fue una consigna propuesta desde la cátedra de Tecnología de los Materiales, donde nos solicitaban a los alumnos buscar algún tipo de nuevo material que pudiera posteriormente ser aplicado a algún proyecto de diseño en la industria", explicó a República de Corrientes. 

Tras intentar varias opciones y experimentos, consiguió una fórmula que le dio resultado y consiguió que los materiales (mezclados con electrodomésticos de su hogar) pudieran fraguar y solidificarse. "El proceso fue muy divertido, en esa etapa de pruebas hubo muchos vaivenes. No se pegaba, no se secaba, fueron varios intentos que fracasaron. Incluso quemé dos licuadoras", relató.

Consiguió que locales gastronómicos de distintos barrios le aportaran los maples que desechaban, los trozó a mano y luego los mezcló con un ingrediente que proviene del almidón de mandioca, para conseguir así un aglutinante que le dio vida a estos ladrillos ecológicos.

Intentó con varios procesos –con y sin cocción de los materiales– hasta que dio con un resultado satisfactorio, al punto que decidió patentar en el Instituto Nacional de Patentes Industriales (INPI) el resultado de sus descubrimientos. "Patenté la forma, que es un prisma, y también la fórmula, de modo que, si en el tiempo aparecieran interesados o inversionistas para fabricarlos a escala, pudiera estar también involucrado", explicó.

Para José, la posibilidad de orientar su oportunidad de labor profesional hacia la fabricación de estos ladrillos no solo es viable, sino "altamente posible", por varias razones: "El material es gratuito y es un desecho. Es muy accesible, al igual que los ingredientes químicos de la fórmula. Y es de fácil fabricación. Para hacerlo a escala, se necesitaría un espacio físico acorde, así como para acopio de materiales, y maquinaria como mezcladoras para industrializar el proceso. Tengo la intención de continuar y de que eso se concrete", anticipó a República de Corrientes.

Con esa motivación , sumada a un fuerte compromiso social y ambiental, José decidió llevar los detalles de su invento a las autoridades del Instituto de Vivienda de Corrientes (Invico), desde donde mostraron interés en la propuesta, que redundaría en una reducción de hasta el  50 % en costos de ladrillos y algo similar para placas de cielorraso.

"Tiene un gran potencial, para que también la gente adquiera estos conocimientos y se vuelquen a la necesidad de la construcción de viviendas sociales", señaló el estudiante de la UNNE.

"Yo ya soy un emprendedor: tengo una marca de ropa propia registrada y soy árbitro y profesor de tenis. Pero lo ambiental y poder hacer un aporte a la comunidad con más conocimiento me resulta muy motivador. Tengo un gran agradecimiento a la Universidad, que es la que abre las puertas para este tipo de innovaciones y oportunidades", sostuvo José.

"Ojalá pueda ser una iniciativa que encienda más ideas, y pueda generarse un movimiento en torno a generar más opciones de construcción sustentable, amigables con el ambientes y con impacto positivo en lo social", expresó.

Por otra parte, recordó la sencillez del proceso, ya que no requiere horno ni otros procedimientos para el fraguado de los ladrillos: se secan al sol y al aire libre.

"Sería ideal usarlo como alternativa a los ladrillos convencionales, principalmente en cerramientos internos, como divisiones de cocinas de habitaciones o para pasar de un ambiente a otro. Debería estar, al principio, bajo techo, hasta que pudiera evolucionar para resistir al aire libre o a la lluvia", explicó.

Sin embargo, su idea sigue evolucionando: "Ya tengo la patente previa para otro elemento", adelantó en diálogo este medio.

Se trata de una fórmula similar, pero aplicada a la fabricación de placas que sirvan para el revestimiento de cielorrasos, "donde hoy se utilizan yeso e ingredientes químicos que no son amigables con el ambiente", recordó.

"El proceso de patentamiento ya es algo con lo que estoy algo familiarizado", sostuvo José. "Se otorga un número de acta, con lo cual luego se puede hacer un seguimiento del trámite.

Al final se descargan los datos del autor o inventor, con las fechas de los registros. Y luego el proceso de validación toma entre 3 y 5 años. Pero, aunque demore algún tiempo, lo importante es que ya está encaminado y tiene un gran potencial", sostuvo.

Así, con la repercusión positiva de su propuesta, que responde en primera instancia a la consigna de un trabajo práctico universitario, José anhela poder seguir aprendiendo y volcando esos conocimientos a su perfil emprendedor como futuro profesional del diseño industrial con compromiso social y ambiental.